Resúmen histórico de la historia de la Orden del Toisón de Oro.


" La historia de la Insigne Orden del Toisón de Oro ofrece al estudioso indudables atractivos, porque a la belleza conceptual y espiritual de la Caballería bajomedieval se añade el aliciente de la política regia y la vida de corte, sin olvidar los mil pequeños detalles de una vida corporativa brillantísima en sus manifestaciones exteriores. La dificultad, bien notable, de reunir noticias en un amplísimo período temporal -los siglos XV al XX-, y un no menos extenso espacio geográfico -la Europa occidental en su conjunto-, se ve en parte compensada con la comodidad de estudiar instituciones y personajes que, por su particular relevancia en el pasado europeo, nos han dejado abundantísimos recuerdos. La historia de la que ha sido justamente calificada como la más ilustre y la más gloriosa Orden de la Caballería occidental constituye por lo tanto, y desde los muy variados puntos de vista que ofrece, un placer para el historiador que a ella se acerque.

La Insigne Orden del Toisón de Oro nació en el Ducado de Borgoña, de la mano de Felipe el Bueno, quien supo dotarla de tal prestigio que enseguida alcanzó fama por todo el Occidente europeo. Fue en la corte flamenco-borgoñona donde el ceremonial y la etiqueta palatina alcanzaron una perfección insuperable, y de allí se transmitió -por medio de la Corona española- a todas las cortes europeas. Los Duques de Borgoña, durante aquella turbulenta centuria de transición del Medievo a la Modernidad, gozaban de un poder político creciente, y supieron formar, a partir de un territorio pequeño, un gran Estado, justamente famoso por su unidad política en la diversidad institucional. La desgraciada muerte del Duque Carlos el Temerario en 1477 frustró el naciente reino entre Francia y el Imperio, y Borgoña sucumbió bajo la acometida de Luis XI de Francia -quien argumentó esta acción en la rebeldía y traición de Carlos, al fin y al cabo vasallo suyo-.

Primera página de las constituciones del Toisón de Oro, en una copia de mediados del siglo XV. La Haya, Koninklÿke Bibliotheek
Como corresponde a una Orden de las denominadas de collar y de fe, el carácter de la Insigne Orden fue desde du mismo nacimiento una mezcla de elevados ideales caballerescos y cristianos, pero también de intereses políticos. Orden dinástica, sólo vinculada a las personas de príncipe fundador y a sus sucesores en el Ducado de Borgoña, jamás tuvo un arraigo territorial determinado ; aunque, como es lógico, la cultura social y política de los Países Bajos -en los que se desarrolló hasta mediados del siglo XVI- o de España -en donde desde entonces permanece-, han marcado notablemente el devenir de la Institución.

Cuando los franceses tomaron Borgoña en 1477, la jovencísima y única hija de Carlos el Temerario supo mantenerse firme en sus Estados norteños, los Países Bajos. Casada luego con Maximiliano de Austria -hijo de emperador y futuo emperados-, vinculó aquellas tierras a la ascendente Casa de Austria, y enseguida a la Corona española, por el matrimonio del archiduque Felipe el Hermoso, Duque de Borgoña -el nieto de Carlos el Temerario- con la Infanta Doña Juana de Castilla y de Aragón.

Los Reyes de España, sucesores de aquel feliz matrimonio, supieron dar a su Insigne Orden, tan predilecta de aquellos monarcas, una fama y un prestigio universales. El Rey de España era entonces Señor de dos Mundos, y el primer y más poderoso príncipe de la Cristiandad ; su Orden del Toisón de Oro fue por ello tan estimada y deseada por todos los reyes, príncipes y señores de aquellos tiempos, desde Escandinavia al Mediterráneo, y desde Britania a Rusia. Muchos de ellos llegaron a lucir su preciado collar, honrándose ellos y aumentando así al mismo tiempo el prestigio de la Orden.

El Duque Felipe el Bueno ante sus cortesanos, varios de los cuales lucen el collar de la Orden. Miniatura del manuscrito de la obra "Début sur l'honneur". Bruselas, Biblioteca Real Alberto I.
Ya Don Felipe I, cuando alcanzó el trono de Castilla, quiso vincular a la Orden a sus nuevos vasallos españoles, y aunque Don Carlos I lo llevó a efecto y reunió un célebre Capítulo general de la Orden en Barcelona -el único celebrado hasta ahora en España-, fue durante el reinado de Don Felipe II cuando la Insigne Orden consolidó su españolización, trasladándose a Madrid el canciller y, pocos años después, el grefier y el rey de armas. La sede de Bruselas pasó a ser secundaria, y los caballeros flamencos, aunque muy activos y comprometidos con la Insigne Orde, dejaron de ser el núcleo principal de la misma. En España continuará la Orden su evolución histórica, alcanzando la plenitud bajo los monarcas españoles de la Casa de Autria.

Al advenimiento de la Casa de Borbón al Trono español (1700), la Orden se mantuvo incólume, siempre fiel a sus principios e ideales, y en la observancia de sus Constituciones fundacionales. Su vinculación a la Corona fue creciente, y mantuvo siempres -incluso durante el constitucionalismo decimonónico- su primigenio carácter mixto, dinástico y estatal. Los conflictos civiles e internaciones de 1700-1714, 1808-1814, 1868-1875 y 1931, afectaron profundamente al Toisón de Oro, que sin embargo continuó su trayectoria histórica mediante la adaptación de sus usos y costumbres al signo de los tiempos.

Hoy en día, bajo la autoridad de su vigésimoprimer Jefe y Soberano el Rey de España Don Juan Carlos I, la Insigne Orden del Toisón de Oro afronta el tercer milenio den la plenitud de su vigor, manteniendo siempre lo que sin duda han sido sus constantes historicas : el premio a la excelencia y al mérito personal de sus intachables caballeros ; la secular búsqueda de la unidad de Europa ;y la gloria a Dios Nuestro Señor y a su bendita Madre ".
(extracto de la Introducción)

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